Esta tregua comercial ha generado expectativas positivas, aliviando temporalmente los temores de una escalada arancelaria que amenazaba con imponer tarifas del 100% a productos chinos.

Los avances en las negociaciones, que tuvieron lugar en Kuala Lumpur, Malasia, y que abordaron temas como controles a la exportación, fentanilo e impuestos al transporte marítimo, fueron suficientes para que los principales índices bursátiles, incluyendo Wall Street y el Nikkei de Tokio, alcanzaran máximos históricos. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, habló de un “marco sustancial” para un acuerdo, que podría incluir un retraso en las restricciones chinas a la exportación de tierras raras y la reanudación de compras de soya estadounidense por parte de China. La perspectiva de un pacto comercial ha reducido la demanda de activos de refugio como el oro, cuyo precio retrocedió por debajo de los 4,000 dólares la onza. En México, la noticia también tuvo un efecto positivo, contribuyendo a la apreciación del peso frente al dólar.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido una postura de cautela pero optimista, destacando que el diálogo con Estados Unidos avanza favorablemente y que no se aplicarían aranceles especiales a partir del 1 de noviembre. La expectativa de que la Reserva Federal de EE. UU. recorte las tasas de interés también se sumó al buen ánimo de los inversionistas, quienes ven en la distensión comercial una señal de estabilidad para la economía mundial.