Freightliner, por ejemplo, destina cerca del 93% de su producción mexicana a dicho país.
La imposición de estos aranceles se suma a otras presiones comerciales, como la reciente decisión del presidente Trump de suspender negociaciones con Canadá, lo que complica el panorama para toda la región de Norteamérica. A pesar de que la presidenta Claudia Sheinbaum ha logrado extender la pausa en la aplicación de otros aranceles, esta nueva medida específica para vehículos pesados genera una nueva fuente de tensión y podría obligar a las armadoras a reconfigurar sus cadenas de suministro y estrategias de producción para mitigar el golpe económico.













