Diversas compañías de sectores clave han delineado estrategias para fortalecer su presencia en suelo estadounidense. En la industria de electrodomésticos, LG Electronics está considerando mover la fabricación de refrigeradores de México a Tennessee, mientras que Samsung Electronics busca trasladar la producción de secadoras a Carolina del Sur. El sector automotriz es uno de los más afectados: Nissan Motor evalúa llevar la producción del Sentra de México a EE. UU., y Honda planea fabricar localmente el 90% de los vehículos que vende en ese mercado, trasladando operaciones desde México y Canadá. Hyundai Motor también fabricará vehículos híbridos en su nueva planta de Georgia, y Stellantis anunció una inversión de 13 mil millones de dólares en EE.
UU. para producir cinco nuevos modelos.
Incluso marcas europeas como BMW están considerando añadir turnos en su planta de Carolina del Sur.
El fenómeno se extiende a la industria farmacéutica, con gigantes como AstraZeneca, Novartis, Roche y Sanofi prometiendo inversiones multimillonarias en nuevas plantas e investigación en EE.
UU.
En el ámbito tecnológico, el fabricante taiwanés de chips TSMC planea construir hasta cinco plantas en el país, mientras que Inventec, fabricante de servidores de IA, invertirá 85 millones de dólares en Texas. Esta relocalización masiva es una respuesta directa al “entorno disruptivo” creado por los aranceles, como lo describió el fabricante de chocolate Barry Callebaut.












