Esta postura alinea a los gigantes de Detroit con la política proteccionista de la Casa Blanca, que busca fortalecer la industria automotriz nacional frente a la competencia internacional. Según una publicación de Trump en su red social Truth Social, tanto Mary Barra, CEO de GM, como Bill Ford, presidente ejecutivo de Ford, lo llamaron personalmente para agradecer la medida.
El presidente afirmó que, sin estos aranceles, “la lucha habría sido muy dura y larga” para los fabricantes estadounidenses.
La decisión de imponer nuevos impuestos a las camionetas medianas y grandes ensambladas fuera de Estados Unidos se justifica bajo criterios de seguridad nacional y protección económica. Este respaldo de GM y Ford llega en un momento de tensión comercial en Norteamérica. Recientemente, GM también ha enfrentado recortes de empleos asalariados, una medida que la empresa atribuye a las “condiciones comerciales” y a la necesidad de optimizar sus operaciones en un contexto de cambios en las políticas de Trump.
Los aranceles han añadido costos que los fabricantes no siempre han podido compensar con precios más altos, lo que ha frenado inversiones en otros sectores como los vehículos eléctricos. A pesar del respaldo a los aranceles, ambas compañías han aclarado que esto no significa un abandono de sus operaciones en México o Canadá, sino una defensa de lo que consideran condiciones equitativas para el mercado estadounidense.













