Este crecimiento se ha basado en una estrategia de precios agresivos, ofreciendo más tecnología por menos dinero.

Sin embargo, esta ventaja competitiva está en riesgo.

La propuesta arancelaria es vista como una respuesta a las presiones de Estados Unidos y una forma de alinear la política comercial de México con la de sus socios del T-MEC. El diputado federal Theo Kalionchiz informó que se promueve un arancel del 50%, con la posibilidad de incrementarlo al 100% si persiste el desequilibrio comercial, buscando dar preferencia a las empresas que manufacturan en territorio mexicano. La industria automotriz china en México ya se prepara para mitigar el impacto.

Svein Azcue, director de operaciones de Chirey, reconoció que hay “mucha conversación” con la Secretaría de Economía y que las empresas buscan alternativas, como diferenciar los vehículos a gasolina de los eléctricos para obtener un gravamen menor. Por su parte, Renault, que importa modelos de China y Corea del Sur, evalúa otras fuentes de suministro como Europa o Sudamérica para amortiguar el golpe. La decisión final podría reconfigurar drásticamente el mercado automotriz, encareciendo los modelos chinos y alterando la estructura de precios para el consumidor.