Diversos líderes empresariales y financieros han manifestado su preocupación.

Eduardo Osuna, director general de BBVA México, señaló que “un inversionista quiere tener las reglas del juego perfectamente claras y que esas reglas no cambien”, explicando que los cambios consistentes en las normativas, incluyendo el T-MEC, provocan que los inversionistas adopten una postura de espera. Esta percepción es compartida por la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur), cuyo sondeo indica que la incertidumbre regulatoria es uno de los principales factores que llevan a las empresas a reconsiderar sus operaciones en el país.

El despacho Sesma, Sesma & Mcneese Abogados califica la renegociación como el mayor reto para el derecho corporativo en México.

Incluso empresas extranjeras, como las japonesas, aunque mantienen sus planes de inversión, siguen de cerca el proceso, ya que un cambio en las reglas de contenido local podría modificar sus estrategias de proveeduría. El sector automotriz es uno de los más sensibles, pues enfrenta posibles ajustes arancelarios que podrían afectar su competitividad. La necesidad de certidumbre es un llamado recurrente desde cúpulas como la COPARMEX y el IMEF, quienes advierten que sin reglas claras, el potencial del nearshoring y el crecimiento económico del país se verán limitados.