Los aranceles, que actualmente se sitúan en un 25% para productos fuera del marco del T-MEC, estaban programados para un posible incremento a partir del 1 de noviembre, fecha en que vencía una prórroga de 90 días establecida en julio. Sin embargo, ambos mandatarios acordaron posponer la medida “unas semanas más” para dar espacio a que los equipos de negociación avancen en la revisión del tratado comercial. La presidenta Sheinbaum declaró: “Me interesaba que no llegara el primero de noviembre sin que nos hubiéramos comunicado y que estuviéramos de acuerdo en que nuestros equipos seguían trabajando”.

Este acuerdo fue recibido con optimismo en los mercados, provocando una apreciación del peso mexicano.

La medida proporciona certidumbre a corto plazo, aunque la definición final sobre la política arancelaria dependerá de los resultados de la renegociación del T-MEC, donde se buscará establecer un nuevo marco para los gravámenes comerciales entre ambos países.