Estos factores han creado un entorno de cautela entre inversionistas y empresas, afectando el dinamismo de sectores clave.

Varios informes y declaraciones oficiales confirman los efectos negativos de las tensiones comerciales con Estados Unidos.

La presidenta Claudia Sheinbaum atribuyó la contracción del 0.3% del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre de 2025 "principalmente a la política arancelaria decretada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump", señalando que la incertidumbre generada afectó especialmente a la industria automotriz. Esta visión es compartida por la Secretaría de Hacienda, que en un comunicado reconoció el retroceso económico y lo atribuyó a "las políticas comerciales del presidente Trump", así como a disrupciones en la oferta. El impacto también se ha sentido fuertemente en el mercado cambiario.

El peso mexicano ha experimentado una depreciación constante, cerrando octubre con una pérdida de 1.44% y acumulando varias jornadas consecutivas a la baja.

Analistas atribuyen esta debilidad a "una mayor percepción de riesgo, derivada del escalamiento de los conflictos comerciales", lo que fortalece al dólar y presiona a las divisas emergentes.

La incertidumbre general ha frenado la inversión, con la inversión fija bruta disminuyendo un 1.3% respecto a 2024 y BBVA México anticipando una caída de la inversión privada del 7.8% para 2025. Esta situación ha llevado a que incluso empresas fuera de sectores directamente afectados, como Apple, hayan enfrentado "dificultades a inicios del año debido a la incertidumbre por los aranceles".