Esta situación financiera subraya la vulnerabilidad de los fabricantes de automóviles globales ante las políticas comerciales proteccionistas. El grupo alemán reportó una pérdida neta de 1,244 millones de dólares en el tercer trimestre, su primer resultado negativo desde la pandemia de 2020. Esta cifra contrasta drásticamente con el beneficio de 1,861 millones de dólares obtenido en el mismo periodo del año anterior. La compañía informó que los aranceles a las importaciones estadounidenses y la consecuente disminución de ventas le costarían hasta 5,000 millones de euros este año. Los aranceles estadounidenses sobre vehículos, que fueron elevados de 2.5% a 27.5% en abril antes de ser reducidos al 15% en agosto, golpearon directamente las exportaciones de Volkswagen. Marcas de alto margen como Audi y Porsche, que producen todos sus modelos fuera de Estados Unidos, se vieron especialmente afectadas. El director financiero de Volkswagen, Arno Antlitz, afirmó que "al menos 4,000 millones de euros de los costes arancelarios eran directos". Para hacer frente a la crisis, la empresa ha lanzado un plan de ahorro de 6,980 millones de dólares y prevé la eliminación de 35,000 empleos en Alemania para 2030. La situación de Volkswagen ejemplifica el impacto directo de la guerra comercial en la rentabilidad y las estrategias operativas de las multinacionales automotrices.