En octubre, el peso mexicano registró una depreciación mensual de entre 1.43% y 1.45%, cerrando en ventanillas de Banamex en 19.05 por dólar. Analistas como Janneth Quiroz, de Monex, atribuyeron este retroceso a "una mayor percepción de riesgo derivada del escalamiento de los conflictos comerciales entre las dos economías más grandes del mundo, lo que redujo el apetito por riesgo e impulsó la demanda por activos refugio". Este sentimiento de cautela se vio reflejado en el comportamiento de los mercados, que buscaron la seguridad del dólar estadounidense. La situación comenzó a cambiar hacia finales de mes, cuando se materializó un acuerdo comercial entre los gobiernos de Estados Unidos y China para reducir los aranceles. Esta noticia mitigó parte del nerviosismo y contribuyó a estabilizar el tipo de cambio, demostrando la alta sensibilidad de la moneda mexicana a las tensiones geopolíticas. A pesar de la tregua, los especialistas advierten que el peso aún enfrenta retos debido a la desaceleración económica interna y una inflación persistente, factores que, combinados con la incertidumbre comercial global, mantendrán la volatilidad en el mercado cambiario.