La compañía atribuyó este resultado a los aranceles estadounidenses, que afectaron directamente a sus marcas más rentables como Audi y Porsche, las cuales producen todos sus modelos fuera de territorio estadounidense. Por su parte, Nissan anunció que prevé una pérdida operativa de 1,800 millones de dólares para su ejercicio fiscal 2025-2026, citando el "impacto negativo persistente de los aranceles y los tipos de cambio", así como riesgos en las cadenas de suministro. Como parte de su plan de reestructuración, la firma japonesa cerrará siete de sus 17 plantas a nivel mundial, incluyendo la de Morelos en México, y recortará 20,000 empleos. Iván Espinosa, CEO de Nissan, confirmó que estos ajustes responden en parte a las "cambiantes reglas del comercio exterior, principalmente empujadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump".

La japonesa Suzuki también ha expresado su preocupación; su presidente global, Toshihiro Suzuki, afirmó que los efectos de los aranceles estadounidenses “todavía se sienten directa e indirectamente”, por lo que la industria debe mantenerse cautelosa.

Estas reacciones en cadena demuestran cómo las medidas proteccionistas están forzando a la industria automotriz a una profunda reorganización para mitigar pérdidas y adaptarse a un entorno comercial cada vez más incierto.