La industria, por su parte, ha iniciado una intensa campaña de cabildeo. Un grupo que representa a los fabricantes de Detroit (Ford, GM, Stellantis), junto con otras grandes como Tesla y Toyota, instó al gobierno de Trump a prolongar el T-MEC, calificándolo de “crucial para la producción automotriz estadounidense”. Sin embargo, solicitaron ajustes para frenar la entrada de insumos de fuera de la región y criticaron que otros acuerdos comerciales otorgan ventajas a vehículos con bajo contenido norteamericano. Desde México, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y la Industria Nacional de Autopartes (INA) también presentaron sus posturas, exigiendo a Estados Unidos eliminar aranceles unilaterales y modificar el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida para que sea “realmente trilateral”, evitando su uso como “instrumento para imponer obstáculos comerciales”.