Según el organismo, una aplicación abrupta podría generar “disrupciones en las cadenas de suministro, desabasto y un impacto inflacionario que termine perjudicando a quienes menos tienen”.

Advierten que productos como calzado, electrodomésticos y juguetes podrían encarecerse significativamente, ya que la industria mexicana aún no tiene la capacidad para sustituir de inmediato todos los bienes importados. Además, señalan que los ajustes propuestos en algunos casos elevan los costos de los insumos pero no los de los productos terminados, generando distorsiones que restan competitividad. Otra preocupación es que los altos costos incentiven el comercio informal y el contrabando, erosionando la competencia leal y la recaudación fiscal. Para que la estrategia funcione, COPARMEX insiste en que los ajustes deben ser compatibles con la capacidad productiva local y reforzar la integración del T-MEC, pidiendo también incentivos para que las MiPyMEs puedan adaptarse.