La compañía ha resentido los aranceles impuestos por Estados Unidos desde abril, los cuales han encarecido sus exportaciones.

Esta situación la ha llevado a cerrar siete plantas de producción y eliminar cerca de 20,000 empleos a nivel mundial.

Por su parte, Toyota también ha sentido el impacto. El fabricante registró una caída del 7% en su beneficio neto entre abril y septiembre, atribuyendo un impacto negativo de 900,000 millones de yenes (unos 5,100 millones de euros) a los aranceles estadounidenses, que se sitúan en el 15% según un acuerdo comercial reciente. A pesar de que un aumento en las ventas logró contrarrestar parte del golpe, la empresa prevé que el impacto total de los gravámenes en el ejercicio fiscal completo alcance los 1.45 billones de yenes.

Aunque el gobierno japonés ha ofrecido apoyo financiero al sector, aún no se ha definido cómo se distribuirá el costo entre las grandes ensambladoras y sus proveedores.