Diversos análisis señalan que la falta de un cronograma claro y de una lista definitiva de productos afectados por los aranceles impide que las empresas puedan planificar y presupuestar adecuadamente, lo que lleva a la postergación o cancelación de proyectos. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que el impacto potencial de los aranceles podría equivaler al 1.5% del PIB nacional. La confianza empresarial, medida por el INEGI, se ha mantenido en zona pesimista por ocho meses consecutivos, y el 58% de los especialistas consultados por Banxico considera que es un "mal momento para realizar inversiones". Esta desconfianza se suma a otros obstáculos como la inseguridad, que según el IMEF y Banxico, sigue siendo el principal freno para los negocios en México.

La industria maquiladora de la frontera norte es una de las más golpeadas, enfrentando la suspensión de presupuestos de compra de sus clientes. El dirigente empresarial Rogelio González Alcocer lamentó que, aunque la suspensión temporal de aranceles permite seguir trabajando, "no deja de haber incertidumbre". La industria metalmecánica de Coahuila, por ejemplo, opera con cautela y en modo de "mera sobrevivencia" mientras espera definiciones comerciales que podrían no llegar hasta 2027.