Entre los factores que explican su desplome, la compañía ha señalado los altos aranceles, que junto con inventarios ajustados de los minoristas, ponen en duda su viabilidad a futuro. En su más reciente informe financiero, la empresa reveló una situación tan delicada que advirtió a sus inversionistas sobre los riesgos para su “habilidad para continuar como empresa en funcionamiento”, lo que sugiere una posible insolvencia si no logra una reestructura financiera.
Las ventas en Estados Unidos, su mercado principal, cayeron un 20.1%, y el exceso de inventario ha superado los 99 millones de dólares.
Esta crisis obligó a la compañía a modificar su acuerdo de crédito dos veces durante 2025 y a negociar con JPMorgan Chase para obtener mayor flexibilidad.
El CEO Josh Simon ha propuesto un plan de rescate llamado “Make Culture POP!”, que incluye un aumento selectivo de precios para compensar el costo de los aranceles y las tarifas de importación. Este caso ilustra cómo las políticas comerciales y los impuestos a la importación pueden impactar directamente la rentabilidad de una empresa globalizada, incluso una tan icónica en la cultura pop como Funko. La presión arancelaria, sumada a la saturación del mercado de coleccionables y una competencia creciente, ha puesto al imperio de los Pop! en una encrucijada financiera de la que busca salir antes de 2026.













