Mientras el Congreso de EE.
UU. busca usar la revisión para presionar a México en materia energética, la incertidumbre en torno al proceso agrava la fuga de capitales y la cautela en la industria automotriz. Legisladores estadounidenses han presentado una iniciativa bipartidista, la “Ley de Cumplimiento del Comercio Energético Mexicano”, que busca obligar a la administración Trump a exigir a México el cumplimiento del T-MEC frente a lo que consideran prácticas discriminatorias a favor de Pemex y CFE. Proponen utilizar la revisión del tratado como un mecanismo de presión para forzar un “acceso equitativo” a las empresas estadounidenses. En respuesta, la Secretaría de Energía de México ha negado cualquier violación al tratado. Esta tensión se suma a la incertidumbre económica que ya afecta las decisiones de inversión. Analistas como Gabriela Siller han señalado que la continua salida de capitales de México está relacionada con la aversión al riesgo generada por la revisión del T-MEC, que se teme pueda convertirse en una renegociación prolongada y dura para el país. En el sector de vehículos pesados, aunque los fabricantes como Mercedes Benz y Kenworth prevén pocos cambios sustanciales en el tratado, la incertidumbre general causada por los aranceles estadounidenses sigue siendo la principal preocupación, demostrando cómo la revisión del acuerdo y las disputas arancelarias están intrínsecamente ligadas.












