Reemplazar a estos proveedores podría tomar años y resultaría en un encarecimiento inmediato de la producción.

La medida es vista como una respuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum a las presiones de Washington, que acusa a China de usar a México como una plataforma para eludir aranceles estadounidenses. Asimismo, busca abordar el creciente déficit comercial de México con China. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha defendido una “política industrial agresiva” que incluye el uso de aranceles, similar a las estrategias de Estados Unidos y China. Sin embargo, la Cámara de Comercio México-China advierte que poner en riesgo el acceso a estos componentes “muy difíciles de obtener en otros lugares” podría desestabilizar a uno de los pilares del T-MEC. La tensión ya afecta a algunas marcas; se reporta que las “presiones arancelarias” de la administración Trump han provocado una caída en las exportaciones de Volkswagen y Audi hacia Estados Unidos, obligándolas a buscar nuevos mercados.