La industria automotriz mexicana ha encendido las alarmas ante una propuesta legislativa que busca imponer aranceles a las importaciones de China, especialmente a componentes electrónicos. El sector advierte que esta medida, impulsada en parte por presiones de Estados Unidos, podría interrumpir las cadenas de suministro y paralizar la producción de vehículos en el país. La propuesta que se evalúa en el Congreso mexicano para aumentar los aranceles a una variedad de productos asiáticos, incluidos los automóviles y autopartes de origen chino, ha generado una fuerte reacción en el sector automotor. Representantes de la industria y empresas como Aumovio, que fabrica pantallas para marcas como Ford y General Motors, señalan que México tiene una dependencia crítica de componentes electrónicos chinos, como las pantallas táctiles, de las cuales “prácticamente ninguno” se produce en el país.
Reemplazar a estos proveedores podría tomar años y resultaría en un encarecimiento inmediato de la producción.
La medida es vista como una respuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum a las presiones de Washington, que acusa a China de usar a México como una plataforma para eludir aranceles estadounidenses. Asimismo, busca abordar el creciente déficit comercial de México con China. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha defendido una “política industrial agresiva” que incluye el uso de aranceles, similar a las estrategias de Estados Unidos y China. Sin embargo, la Cámara de Comercio México-China advierte que poner en riesgo el acceso a estos componentes “muy difíciles de obtener en otros lugares” podría desestabilizar a uno de los pilares del T-MEC. La tensión ya afecta a algunas marcas; se reporta que las “presiones arancelarias” de la administración Trump han provocado una caída en las exportaciones de Volkswagen y Audi hacia Estados Unidos, obligándolas a buscar nuevos mercados.
En resumenLa industria automotriz en México enfrenta una amenaza significativa por la posible imposición de aranceles a componentes electrónicos chinos, de los cuales depende casi en su totalidad. Aunque la medida busca alinearse con presiones de EE. UU. y fortalecer la industria nacional, podría provocar un aumento de costos y la paralización de la producción, afectando a un sector clave para la economía mexicana.