La política arancelaria de la administración de Donald Trump ha generado un entorno de incertidumbre global, afectando directamente a sectores clave en México como el acero y el automotriz. A pesar de la presión, la economía mexicana ha demostrado una notable resiliencia, consolidándose como el principal socio comercial de Estados Unidos. La “guerra arancelaria global” desatada por el presidente estadounidense ha impuesto gravámenes a diversas mercancías, afectando especialmente al acero y al aluminio mexicano, lo que ha complicado procesos como la venta de Altos Hornos de México (AHMSA) y ha impactado los costos de fabricación de trenes, con aranceles de hasta el 35 % en partes exportadas a Estados Unidos. Esta política ha sido citada como un factor que inhibe el crecimiento de nuevas empresas y ha provocado una desaceleración en el consumo estadounidense, afectando los niveles de producción en estados como Coahuila entre un 15 % y un 20 %. La incertidumbre también ha generado fugas de capital y se mantiene como una preocupación central de cara a la revisión del T-MEC en 2026.
Sin embargo, México ha mostrado una fortaleza inesperada.
En un giro notable, el país se convirtió en el principal comprador mundial de productos estadounidenses y, simultáneamente, en su mayor proveedor, superando a China y Canadá. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, aseguró que México se encuentra en una mejor posición que otros socios comerciales: “Nosotros tenemos mejor condición que Brasil y que Canadá”. Según Ebrard, el 85 % de las exportaciones mexicanas ingresa libre de arancel a Estados Unidos, y el 15 % restante lo hace con un arancel del 25 %, condiciones más favorables que las enfrentadas por otras naciones.
Esta dualidad define el panorama actual: mientras la presión arancelaria genera costos y frena inversiones en sectores específicos, la macroeconomía comercial de México con su vecino del norte se ha fortalecido.
En resumenA pesar de la incertidumbre y los efectos negativos de los aranceles estadounidenses en industrias específicas como la siderúrgica y la automotriz, México ha logrado fortalecer su posición como principal socio comercial de Estados Unidos, demostrando una resiliencia económica destacada por funcionarios gubernamentales.