Los directores ejecutivos de Ford, General Motors y Stellantis han sido citados a declarar ante el Congreso de Estados Unidos para explicar el drástico aumento en el precio de los vehículos nuevos, en una audiencia que examinará el impacto de la regulación federal, la inflación y los aranceles en la asequibilidad para los consumidores. El precio promedio de un coche nuevo en Estados Unidos superó los 50,000 dólares, una cifra significativamente mayor a los menos de 30,000 dólares de hace una década.
El senador Ted Cruz, quien lidera la audiencia, culpó a “las onerosas tecnologías impuestas por el gobierno y a las regulaciones medioambientales radicales” por el encarecimiento.
Esta situación se enmarca en un contexto comercial complejo para la industria automotriz de Norteamérica. Las exportaciones de México, por ejemplo, se han visto afectadas por un arancel del 25% aplicado a una porción del valor de cada vehículo, mientras que competidores de otras regiones como Reino Unido, la Unión Europea y Corea del Sur gozan de tarifas preferenciales más bajas. Esta disparidad, junto con las estrictas reglas de origen del T-MEC, ha generado una desventaja competitiva para la producción mexicana y ha contribuido a una caída en las ventas de vehículos en el mercado estadounidense, como lo refleja la reducción del 5.2% prevista para noviembre.
En resumenEl Congreso de EE. UU. investiga el aumento en los precios de los automóviles, citando a los CEO de las tres grandes automotrices para analizar el impacto de regulaciones y aranceles. La medida se produce en un contexto de desventaja competitiva para México, cuyas exportaciones automotrices enfrentan aranceles más altos que los de otros países, afectando su participación en el mercado estadounidense.