La amenaza arancelaria no es exclusiva de México. En Europa, gigantes del comercio electrónico como Shein y Temu enfrentan la posibilidad de nuevas tasas a la importación de paquetes pequeños a partir de 2026, lo que reduciría su competitividad y frenaría su crecimiento exponencial. Esta presión regulatoria global está reconfigurando las cadenas de suministro y las estrategias de producción.
En el sector automotriz, el efecto es claro: empresas como Tesla también están pidiendo a sus proveedores que eliminen componentes chinos de sus vehículos destinados a Estados Unidos para evitar los aranceles impuestos por la administración Trump. Incluso se especula que el próximo Mazda3 podría utilizar una plataforma desarrollada y fabricada en China por Changan, pero adaptada para mercados específicos donde los aranceles no sean un obstáculo. Este panorama demuestra cómo la política arancelaria se ha convertido en un factor decisivo que obliga a las empresas a relocalizar su producción, siendo México uno de los destinos estratégicos para eludir las tensiones comerciales entre China y Occidente.












