Aunque el indicador se mantuvo dentro del rango objetivo del banco central, su ligera aceleración generó reacciones inmediatas.

El índice general de precios al consumidor (INPC) registró una aceleración en la primera mitad de septiembre, ubicándose en una tasa anual de 3.74%. Por su parte, la inflación subyacente, considerada un mejor parámetro para medir la tendencia de los precios, avanzó ligeramente a un 4.26% anual. A pesar de que la cifra general se mantuvo por quinto periodo consecutivo dentro del rango objetivo del Banco de México (3% +/- un punto porcentual), el dato tuvo un impacto directo en los mercados. La reacción más notable se vio en el tipo de cambio, donde el peso mexicano se depreció frente al dólar. Esto se debe a que el mercado interpretó que, al mantenerse la inflación bajo control, el banco central tiene el espacio suficiente para continuar con su ciclo de relajación monetaria. La expectativa de un nuevo recorte de 25 puntos base en la tasa de interés esta semana se vio reforzada, lo que resta atractivo a la moneda mexicana para el capital extranjero. Además, se destacaron presiones específicas sobre los hogares, con un incremento del 3.71% en la canasta básica, manteniendo la atención en el ámbito social y político.