La presión bajista se intensificó debido a la creciente preocupación por un exceso de oferta en el mercado global y la incertidumbre sobre la demanda futura. El crudo West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos, cerró la sesión con un retroceso de 2.10%, cotizando en 60.48 dólares por barril, su nivel más bajo desde el 27 de mayo. Por su parte, el Brent del Mar del Norte cayó a 64.15 dólares por barril.

Varios factores contribuyeron a este descenso.

En primer lugar, las expectativas de que la OPEP+ acuerde un aumento de la producción en su próxima reunión pesaron sobre el sentimiento del mercado. Fuentes cercanas a las conversaciones sugieren que el grupo podría incrementar la producción hasta en 500,000 barriles diarios. En segundo lugar, el cierre del gobierno estadounidense aumentó la incertidumbre sobre las perspectivas económicas mundiales, lo que podría afectar la demanda de energía. Finalmente, datos de la Administración de Información de Energía (EIA) de EE. UU. mostraron un aumento en los inventarios de petróleo, gasolina y destilados la semana pasada, con un crecimiento de 1.8 millones de barriles en las existencias de crudo. Esta acumulación de inventarios, combinada con una menor actividad de refinación, confirmó los temores de un mercado sobreabastecido, extendiendo la racha de descensos del crudo.