El comportamiento del mercado bursátil mexicano reflejó la tensión entre el optimismo inicial y la creciente incertidumbre proveniente del exterior. El principal indicador bursátil, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), cerró la semana con una pérdida del 0.52%, ubicándose en 61,984.43 unidades.

Este descenso semanal se produjo a pesar de haber alcanzado un hito significativo.

A mediados de semana, el IPC registró un nuevo máximo histórico, tocando niveles de 62,915.57 o hasta 63,182.59 unidades, según diferentes reportes. Este pico fue impulsado por el optimismo en torno a la política monetaria de la Fed y la fortaleza de algunas emisoras locales. Sin embargo, las ganancias no se mantuvieron, ya que la incertidumbre por el cierre del gobierno estadounidense pesó en el ánimo de los inversionistas. El retroceso fue generalizado; según Enrique Covarrubias, director de Análisis Económico de Actinver, "De las 35 principales emisoras que integran el IPC, 26 registraron contracciones respecto al viernes previo".

Este resultado contrasta con las ganancias vistas en los mercados globales, especialmente en EE.

UU., lo que sugiere que los factores de riesgo específicos para México jugaron un papel preponderante en el desempeño negativo de la BMV.