Esta apreciación sostenida, que representa un avance acumulado del 15% en lo que va del año, lo ha llevado a niveles no vistos desde principios de 2020.

La divisa mexicana cerró septiembre en niveles de 18.31 pesos por dólar, marcando una de sus mejores revaluaciones en la historia.

Este robusto desempeño se atribuye a una confluencia de factores tanto internos como externos. Entre los factores locales, los analistas destacan una deuda que se mantiene estable en relación con el PIB, la conservación de la calificación crediticia del país y un atractivo diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos, que persiste a pesar de la flexibilización monetaria en ambas naciones. Adicionalmente, la narrativa del 'nearshoring' ha jugado un papel crucial, manteniendo a México en el radar de los inversionistas. Como lo expresa Ramsé Gutierrez de Franklin Templeton, "México se mantiene en el radar de inversiones y se espera un repunte tras la incertidumbre". En el frente externo, el principal motor ha sido un debilitamiento generalizado del dólar, afectado por las presiones del déficit fiscal en Estados Unidos y la incertidumbre generada por las políticas comerciales y migratorias de la administración Trump. El aumento de las remesas también se cita como un pilar fundamental que ha contribuido a la apreciación de la moneda nacional, consolidando un panorama favorable que ha superado la mayoría de las proyecciones del mercado para el año.