La elevada incertidumbre generada por la escalada comercial entre Estados Unidos y China, junto con las preocupaciones por el cierre del gobierno estadounidense, impulsó una fuerte demanda por activos considerados seguros. En este contexto, el oro al contado ganó terreno y culminó la semana cotizando alrededor de 4,017.46 dólares por onza, lo que representó una ganancia semanal de 3.36%. El repunte del metal precioso contrasta con las caídas generalizadas en los mercados de acciones y materias primas como el petróleo. Los inversionistas buscaron en el oro una cobertura contra la volatilidad y los riesgos geopolíticos.

Las amenazas de Donald Trump de imponer nuevos aranceles a China fueron el catalizador principal que elevó la demanda por el metal. Este comportamiento reafirma el papel histórico del oro como reserva de valor en tiempos de crisis.

Otros metales preciosos también se vieron beneficiados, con la plata alcanzando un récord de 51 dólares la onza y el platino llegando a su mayor nivel en 13 años. Analistas señalan que, además de la incertidumbre política, factores como las compras masivas de los bancos centrales y la debilidad del dólar han contribuido a fortalecer el atractivo de los metales preciosos.