Sin embargo, el panorama cambió drásticamente durante el fin de semana.

Trump suavizó su postura en redes sociales, afirmando que "todo irá bien" y que Estados Unidos no buscaba "perjudicar" a China.

A esto se sumaron las declaraciones del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien confirmó que las tensiones se habían reducido y que se esperaba una reunión entre los líderes de ambos países.

Esta moderación en el discurso fue el catalizador directo del fuerte repunte de los mercados el lunes. Henry Allen, de Deutsche Bank, señaló que las caídas del mercado actúan como un "freno consistente para los legisladores", sugiriendo que la presión de los mercados puede influir en las decisiones políticas.