Sin embargo, un factor estructural más profundo está impulsando esta tendencia: una compra masiva y constante por parte de los bancos centrales, especialmente de China y otras economías emergentes.

Estas instituciones están diversificando sus reservas para reducir su dependencia del dólar estadounidense, en lo que analistas describen como la preparación para un mundo post-dólar hegemónico.

El valor de las reservas de oro de los bancos centrales (excluyendo a EE.UU.) ya supera el de los bonos del Tesoro estadounidense en manos de gobiernos extranjeros. Ante este panorama, analistas de firmas como Société Générale y Bank of America proyectan que el precio podría alcanzar los 5,000 dólares por onza para 2026.