El precio del oro alcanzó un nuevo máximo histórico, superando la barrera de los 4,100 dólares por onza y llegando a cotizar hasta en 4,179.48 dólares. Este notable repunte, que representa una revalorización de aproximadamente un 57% en lo que va de 2025, consolida al metal precioso como el principal activo de refugio para los inversionistas en un entorno de alta incertidumbre. El rally histórico del oro se sustenta en una confluencia de factores clave. En primer lugar, la renovada tensión comercial entre Estados Unidos y China ha impulsado una fuerte demanda de activos seguros. En segundo lugar, las expectativas de que la Reserva Federal de Estados Unidos pueda recortar las tasas de interés para estimular la economía debilitan al dólar y aumentan el atractivo del oro, que no genera rendimientos.
Sin embargo, un factor estructural más profundo está impulsando esta tendencia: una compra masiva y constante por parte de los bancos centrales, especialmente de China y otras economías emergentes.
Estas instituciones están diversificando sus reservas para reducir su dependencia del dólar estadounidense, en lo que analistas describen como la preparación para un mundo post-dólar hegemónico.
El valor de las reservas de oro de los bancos centrales (excluyendo a EE.UU.) ya supera el de los bonos del Tesoro estadounidense en manos de gobiernos extranjeros. Ante este panorama, analistas de firmas como Société Générale y Bank of America proyectan que el precio podría alcanzar los 5,000 dólares por onza para 2026.
En resumenEl oro marcó un récord histórico superando los 4,100 dólares por onza, impulsado por su rol como refugio ante las tensiones comerciales, las expectativas de una política monetaria más laxa por parte de la Fed y, fundamentalmente, por las compras estratégicas de bancos centrales que buscan reducir su exposición al dólar.