Sus declaraciones moderaron parcialmente la aversión al riesgo generada por las tensiones comerciales.

En un contexto de alta volatilidad por la disputa entre Estados Unidos y China, las palabras de Jerome Powell actuaron como un contrapeso estabilizador. El presidente de la Fed sugirió que el banco central podría estar cerca de detener la reducción de su hoja de balance, un proceso conocido como "ajuste cuantitativo". Esta señal fue interpretada por los inversionistas como un giro hacia una política monetaria potencialmente más laxa, ya que Powell indicó que las condiciones de liquidez comenzaban a estrecharse. La expectativa de que la Fed podría no solo frenar la reducción de su balance, sino también considerar un recorte en las tasas de interés, inyectó un respiro a los mercados emergentes y ayudó a moderar las pérdidas en las bolsas y en divisas como el peso mexicano. Además, Powell señaló que los responsables de la política monetaria adoptarían un enfoque "reunión por reunión" para cualquier nuevo recorte de tasas, lo que, si bien introduce incertidumbre, también refuerza la idea de que la Fed está dispuesta a actuar para sostener la economía. Estas declaraciones fueron cruciales para calmar el nerviosismo del mercado, demostrando la fuerte influencia de la política monetaria en el sentimiento de los inversionistas.