La divisa nacional se vio impulsada por un entorno internacional más favorable, cerrando en niveles cercanos a los 18.38 pesos por dólar.

La fortaleza del peso se atribuye a una combinación de factores externos clave. En primer lugar, un debilitamiento generalizado del dólar a nivel global, provocado por la creciente expectativa de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos implementará nuevos recortes a las tasas de interés antes de finalizar el año. El presidente de la Fed de San Luis, Alberto Musalem, declaró que se inclinaba por apoyar un nuevo ajuste, lo que alimentó esta percepción en los mercados. En segundo lugar, una notable disminución en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China contribuyó a un mayor apetito por el riesgo, beneficiando a las monedas de mercados emergentes. El presidente Donald Trump confirmó que su reunión con el mandatario chino Xi Jinping seguía en pie, lo que fue interpretado como una señal de distensión. La analista Gabriela Siller, de Grupo Base, comentó que la apreciación semanal se debió a que “el mercado está especulando que Estados Unidos no impondrá los aranceles anunciados hace una semana”. La divisa mexicana acumuló una ganancia semanal que osciló entre 0.82% y 1.13% según diferentes fuentes, registrando su mayor avance semanal desde la segunda semana de septiembre y posicionándose como una de las más apreciadas en la canasta de principales cruces.