La creciente convicción de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) reducirá sus tasas de interés al menos una vez más antes de que termine 2025 fue un factor determinante en el comportamiento de los mercados financieros. Esta expectativa debilitó al dólar, impulsó a las monedas de mercados emergentes y respaldó el alza de los metales preciosos. El mercado ha estado asimilando la posibilidad de una política monetaria más laxa en EE.UU., y esta percepción se vio reforzada por declaraciones de varios miembros del banco central. Alberto Musalem, presidente de la Fed de San Luis, indicó que se inclinaba a respaldar un nuevo recorte en la próxima reunión de finales de octubre.
Por su parte, el gobernador Christopher Waller también mencionó su preferencia por otra rebaja de 25 puntos base.
Como resultado, los operadores del mercado comenzaron a valorar una alta probabilidad de recortes tanto en la reunión de octubre como en la de diciembre. Según un análisis, “el mercado estima que la tasa podría reducirse en 52.6 puntos base antes de que finalice el año”. Este panorama tuvo un efecto directo en el mercado de divisas, provocando un debilitamiento del dólar frente a una canasta de monedas principales. Esta debilidad fue uno de los principales motores detrás de la apreciación del peso mexicano. Asimismo, la perspectiva de tasas de interés más bajas aumentó el atractivo del oro, un activo que no paga intereses, contribuyendo a su escalada hacia máximos históricos.
En resumenLa anticipación de una política monetaria más acomodaticia por parte de la Fed fue un pilar fundamental para los mercados, influyendo decisivamente en la devaluación del dólar y, en consecuencia, en el fortalecimiento de activos como el peso mexicano y el oro.