Bessent advirtió que Washington está dispuesto a “ir más allá si es necesario” y exhortó a sus aliados a unirse a las sanciones.
Esta acción generó una reacción inmediata y de gran volatilidad en los mercados, ante el temor de una drástica reducción en la oferta global de crudo. Analistas como Giovanni Staunovo de UBS destacaron que Rosneft y Lukoil representan entre el 50% y 55% de la producción total de Rusia, con exportaciones cercanas a los 3 millones de barriles diarios. El impacto se extiende a compradores clave como China e India, que ahora enfrentan el riesgo de sanciones secundarias, como la exclusión de los sistemas bancarios occidentales, si continúan sus transacciones con las petroleras rusas.
Esta situación podría forzarlos a buscar proveedores alternativos, reconfigurando las rutas comerciales y la demanda global.
Como comentó John Kilduff de Again Capital, “el mercado se ha visto claramente sacudido por estas sanciones tan severas”.










