La relación comercial entre Estados Unidos y China continúa siendo una fuente de incertidumbre para los mercados globales, afectando tanto a las divisas como a los precios de las materias primas. Mientras las tensiones pasadas han impactado al peso, las expectativas de un nuevo acuerdo generan optimismo en otros sectores. La política comercial de la administración de Donald Trump hacia China ha sido un factor determinante en la volatilidad de los mercados. Un análisis atribuyó la caída del dólar frente al peso registrada el 15 de octubre a "la incertidumbre política y económica en Estados Unidos, en particular por las tensiones comerciales entre el Gobierno de Donald Trump y China, así como el aumento de los aranceles". Esto demuestra cómo los conflictos entre las dos mayores economías del mundo pueden tener un impacto directo en las divisas de mercados emergentes como México. Por otro lado, las expectativas sobre una posible distensión en este frente comercial también mueven los mercados.
En el sector energético, el repunte en el precio del petróleo WTI se vio influenciado positivamente por "la expectativa de un encuentro entre Donald Trump y el presidente de China, Xi Jinping, el 30 de octubre en Corea del Sur, para discutir un nuevo tratado comercial".
Esta dualidad, donde la tensión perjudica y la esperanza de un acuerdo beneficia, mantiene a los inversionistas atentos a cualquier desarrollo.
El optimismo sobre una mejora en el comercio global, derivado de este posible encuentro, fue un factor clave para el alza en los precios del crudo.
En resumenLa relación comercial entre EE.UU. y China genera un doble efecto en los mercados: las tensiones y aranceles pasados han afectado negativamente al peso mexicano, mientras que la expectativa de un nuevo acuerdo comercial impulsa el optimismo y los precios de materias primas como el petróleo.