El índice Nasdaq Composite registró un alza del 2.3%, cerrando en 23,204.87 puntos, mientras que el S&P 500 avanzó un 1.9%, hasta los 6,791.69 puntos; ambos niveles representan nuevos récords históricos. El catalizador principal de este repunte fue el informe de inflación de septiembre, que mostró un incremento anual del 3.0%. Este dato, que fue "ligeramente abajo de lo esperado" por los analistas, fue interpretado por el mercado como una señal de que las presiones inflacionarias están contenidas. Esto, a su vez, generó un "salto en los precios de las acciones mientras los inversionistas anticipaban un inminente recorte de tasas de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU.". La reacción positiva de la bolsa estadounidense a este dato económico es notable, especialmente porque el mismo informe generó volatilidad y una reversión de ganancias para el peso mexicano, lo que demuestra cómo un mismo evento puede ser interpretado de manera diferente por distintos mercados y clases de activos.