Sin embargo, el dominio de Nvidia no está exento de desafíos y escrutinio. La compañía se encuentra en el centro de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, con restricciones a la venta de sus chips más avanzados a Pekín. Además, el rápido aumento de su valoración ha generado preocupaciones sobre una posible burbuja de IA, con advertencias de instituciones como el Banco de Inglaterra y el Fondo Monetario Internacional sobre el riesgo de que los precios inflados de las acciones tecnológicas puedan colapsar. A pesar de ello, la empresa no muestra signos de desaceleración, anunciando recientemente pedidos de chips por 500,000 millones de dólares y la construcción de siete supercomputadoras para el gobierno estadounidense.