La caída fue multifactorial, impulsada por la fortaleza global del dólar tras las declaraciones de la Reserva Federal, así como por datos económicos locales desfavorables. La divisa mexicana cotizó por encima de las 18.50 unidades por dólar, registrando retrocesos diarios de entre 0.22% y 0.58%.
Uno de los principales catalizadores fue el fortalecimiento generalizado del dólar a nivel mundial. Esto ocurrió después de que el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, moderara las expectativas sobre futuros recortes de tasas de interés, lo que redujo el apetito por monedas de mercados emergentes. A nivel interno, la presión sobre el peso se intensificó tras la publicación de datos del Producto Interno Bruto (PIB) de México, que revelaron una contracción del 0.3% en el tercer trimestre del año, lastrado por un deterioro en el sector industrial. El grupo financiero Monex expuso en un reporte que “el peso fue afectado por el fortalecimiento del dólar, así como por las débiles cifras de crecimiento económico local”. Adicionalmente, los inversionistas se mantuvieron cautelosos mientras sopesaban los alcances de una tregua comercial entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, tras un encuentro en Corea del Sur.
La combinación de una política monetaria estadounidense más restrictiva de lo esperado y una economía mexicana que muestra signos de desaceleración creó un escenario adverso para la moneda nacional, que cerró la semana con una clara tendencia a la baja.













