Aunque se reportaron avances, la incertidumbre persistió entre los inversionistas. Durante la semana, se informó sobre un encuentro entre los presidentes Trump y Xi en Corea del Sur, donde se acordó reducir controles de exportación y otras barreras comerciales. El propio Trump calificó la reunión de “asombrosa”. Estas noticias generaron un optimismo inicial, contribuyendo a la subida de los precios del petróleo ante las esperanzas de un acuerdo que aliviara la inquietud económica mundial.
Sin embargo, los analistas señalaron que estas medidas ya estaban, en gran medida, descontadas por los mercados. La reacción de los inversionistas fue de cautela, sopesando los alcances reales de esta tregua comercial.
En México, la depreciación del peso frente al dólar estuvo parcialmente ligada a esta dinámica, ya que los operadores evaluaban el impacto del acuerdo en el comercio global y en la economía estadounidense. La política exterior impredecible de la administración Trump también fue citada como una fuente de cautela en el extranjero, afectando la actividad de fusiones y adquisiciones en Europa en comparación con el dinamismo observado en Estados Unidos. A pesar de los avances declarados, la relación entre las dos mayores economías del mundo siguió siendo una fuente de volatilidad, demostrando que los factores geopolíticos son tan cruciales como los datos económicos para determinar el rumbo de los mercados.













