Esta postura más restrictiva fortaleció al dólar y generó cautela entre los inversionistas, impactando directamente a divisas emergentes como el peso mexicano.

Tras la decisión de recortar la tasa de interés en un cuarto de punto, el presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó que un nuevo recorte en diciembre no estaba garantizado, señalando que varios de sus colegas estaban preocupados por la inflación.

Estas declaraciones fueron reforzadas por otros miembros del comité.

La presidenta de la Fed de Cleveland, Beth Hammack, y el de Kansas City, Jeff Schmid, disintieron de la decisión de recorte, argumentando que los riesgos inflacionarios persistían. Por su parte, la jefa de la Fed de Dallas, Lorie Logan, coincidió en que el banco no debió haber rebajado los costos de los préstamos y no debería hacerlo de nuevo a fin de año. El jefe de la Fed de Atlanta, Raphael Bostic, también afirmó que una nueva disminución en diciembre no estaba asegurada. Como resultado, la probabilidad de un recorte de tasas en diciembre valorada por los operadores se redujo considerablemente, pasando de más del 90% la semana anterior a cerca del 63%. Esta reevaluación de las expectativas de política monetaria fue uno de los principales catalizadores del fortalecimiento del dólar y, en consecuencia, de la depreciación del peso mexicano durante las últimas jornadas de octubre.