Esta fortaleza se debió a que las posturas divididas dentro de la Reserva Federal (Fed) llevaron a los inversionistas a reducir sus apuestas por un recorte de tasas en diciembre. Adicionalmente, la aversión al riesgo generada en Wall Street provocó una fuga de capitales de activos emergentes hacia refugios más seguros. Otro factor clave fue la disminución del atractivo de las operaciones de “carry-trade”, una estrategia donde inversionistas se endeudan en yenes (con tasas bajas) para invertir en pesos (con tasas altas). Gabriela Siller, directora de análisis de Grupo Financiero Base, explicó que la especulación sobre una posible intervención del gobierno de Japón para apreciar su moneda “redujo el atractivo de realizar operaciones de carry trade, pues implicaría menor demanda por pesos”. Finalmente, la presión sobre el tipo de cambio también respondió a la aversión al riesgo sobre México, relacionada con una carta de congresistas demócratas pidiendo una renegociación del T-MEC.