El nerviosismo se extendió a los mercados asiáticos, que replicaron las pérdidas.

Este ajuste se produce en un escenario macroeconómico complejo. El impulso positivo de la IA apenas contrarresta vientos en contra como la alta deuda pública y de los hogares en EE.UU., una inflación persistente y un crecimiento que se debilita. Un análisis señala que casi el 40% de la capitalización del mercado estadounidense se concentra en solo diez mega valores ligados a la IA, lo que implica que "no hay margen de error si el crecimiento de la IA se frena". La caída de estos gigantes arrastraría inevitablemente al resto del índice, activando un retroceso significativo en los mercados.