Este repunte está directamente ligado a dos factores clave.

Primero, la debilidad del dólar estadounidense, que cayó cerca de 0.2%, abaratando el metal para los compradores que operan con otras divisas. Segundo, el prolongado cierre del gobierno estadounidense ha elevado las preocupaciones sobre el riesgo macroeconómico, alimentando la demanda por activos considerados seguros. El analista Giovanni Staunovo de UBS Group AG señaló que "el escepticismo de la Corte Suprema de EE.UU. sobre los aranceles y un dólar ligeramente más débil probablemente estén apoyando al oro". Las estimaciones del World Gold Council indican que el 21% de todo el oro extraído se conserva en forma de barras y monedas, y los bancos centrales poseen otro 17%, usándolo para respaldar sus monedas. En un entorno de inestabilidad, el oro actúa como un "ancla de valor", y los analistas prevén que su precio podría alcanzar los 4,200 dólares a finales de año si se confirman nuevos recortes de tasas por parte de la Reserva Federal.