Los analistas atribuyen estas pérdidas a una combinación de factores.

En primer lugar, la extensión del cierre parcial del gobierno estadounidense, que ha privado al mercado de información económica crucial.

Además, los reportes trimestrales de empresas relevantes no lograron convencer a los inversionistas, sumándose a la presión vendedora. La falta de datos oficiales ha llevado a los mercados a depender de estimaciones privadas, como la de Challenger, Gray & Christmas, que calculó un disparo en los despidos en octubre, y la de la Universidad de Míchigan, que señaló que la confianza del consumidor se acerca a mínimos históricos.