La perspectiva de una política monetaria más laxa en Estados Unidos tiende a debilitar al dólar y a reducir los rendimientos de los bonos, lo que aumenta el atractivo del oro como activo de refugio, ya que no genera intereses. Un análisis de Forbes destacó la particularidad del momento actual, donde tanto las acciones (que reflejan optimismo) como el oro (que suele reflejar temor) están subiendo, sugiriendo que algunos inversionistas podrían estar cubriendo sus apuestas. Además, se señaló que el precio del oro ajustado a la inflación se ha duplicado desde 2023, lo que indica un movimiento más amplio de los inversionistas hacia activos tangibles en un entorno de incertidumbre.