El principal motor del alza fue el optimismo derivado de la inminente reapertura del gobierno estadounidense, lo que fomenta la expectativa de una mayor demanda de combustibles. A esto se sumó la evaluación que hacen los inversionistas sobre las consecuencias de las últimas sanciones de Estados Unidos a Rusia, que podrían afectar las exportaciones de productos refinados y generar escasez en ciertos mercados. Tamas Varga, analista de PVM, explicó que "las nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos a los principales productores y exportadores de petróleo rusos están afectando a las exportaciones de productos". Sin embargo, las ganancias fueron limitadas por la preocupación de un exceso de oferta global, ya que analistas de Ritterbusch and Associates señalaron que "a medida que aumenta la producción de la OPEP, el balance petrolero mundial adquiere un tono cada vez más pesimista por el lado de la oferta".