El principal índice accionario de México, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), cerró el pasado 11 de noviembre en 64,321.27 unidades, consolidando una tendencia alcista que ha sorprendido a los mercados. Este avance se produce tras un 2024 de fuertes caídas, cuando el IPC se desplomó a 48,837 puntos el 30 de diciembre.

Desde ese mínimo, el índice ha acumulado una rentabilidad nominal del 31%.

Según especialistas bursátiles, este optimismo se fundamenta en varios factores clave.

Jacobo Rodríguez, director de información de Roga Capital, sostiene que los inversionistas han aprovechado las “valuaciones baratas” que dejó la caída del año anterior, realizando “compras de oportunidad” en empresas de alta calidad y solidez financiera, principalmente en sectores tradicionales como finanzas, consumo y telecomunicaciones. Por su parte, Janneth Quiroz, directora de análisis en Monex, añade que existía una “brecha en términos de valuación” que resultaba atractiva para muchos inversionistas. Además, destaca que México se ha posicionado como uno de los mercados emergentes de mayor interés global, beneficiado por un entorno de mejor negociación comercial con Estados Unidos bajo el T-MEC y bajas tasas arancelarias. El buen desempeño de las emisoras también se refleja en sus reportes trimestrales, que han estado en línea con las expectativas. En lo que va del año, las empresas con mayores rendimientos en el IPC son Peñoles (+185.8%), Gentera (+82.9%), Cemex (+64.6%), Grupo México (+63.7%) y Megacable (+61.1%). De mantenerse el ánimo actual, algunos analistas proyectan que el IPC podría alcanzar los 67,000 puntos en 2026.