La caída fue impulsada por una combinación de factores externos, principalmente un fortalecimiento generalizado del dólar estadounidense frente a las principales divisas del mundo. A esto se sumó un entorno de aversión al riesgo entre los inversionistas, quienes mostraron nerviosismo ante la publicación de futuros datos económicos en Estados Unidos y la reducción de las expectativas de que la Reserva Federal realice un recorte a las tasas de interés en diciembre.

Adicionalmente, comentarios del presidente estadounidense Donald Trump sobre el narcotráfico en México generaron presión específica sobre la moneda.

La analista Gabriela Siller de Banco Base señaló que este tipo de declaraciones afectan la percepción de riesgo, impactando las operaciones de "carry trade" que previamente habían sostenido la fortaleza del peso. La falta de operaciones locales por el feriado limitó la liquidez y dejó a la divisa más expuesta a los vaivenes del sentimiento global.