Este giro dramático reflejó la creciente incertidumbre de los inversionistas sobre la política monetaria y la sostenibilidad del rally tecnológico. La sesión bursátil del jueves comenzó con un fuerte optimismo, catalizado por los resultados trimestrales de Nvidia que superaron las expectativas.
El Nasdaq llegó a subir hasta un 2.6% y el Dow Jones acumuló ganancias de más de 700 puntos en su máximo intradía.
Sin embargo, este impulso se desvaneció a media sesión.
El catalizador del cambio fue la publicación de datos laborales en Estados Unidos más sólidos de lo esperado, lo que redujo drásticamente las probabilidades de que la Reserva Federal (Fed) recortara las tasas de interés en su reunión de diciembre.
Esta nueva perspectiva económica provocó una aversión generalizada al riesgo.
El nerviosismo se apoderó del mercado, llevando a una venta masiva que borró todas las ganancias matutinas. Al cierre, el Dow Jones registró una caída del 0.84%, el S&P 500 retrocedió un 1.56% y el Nasdaq Composite, de gran peso tecnológico, sufrió la peor parte con una pérdida del 2.15%, alcanzando su nivel más bajo desde el 11 de septiembre. La jornada fue una clara demostración de cómo los datos macroeconómicos, y sus implicaciones para la política monetaria de la Fed, tienen actualmente un mayor peso en el sentimiento del mercado que los resultados corporativos, incluso los de una empresa tan influyente como Nvidia. La volatilidad, medida por el índice VIX, se disparó, evidenciando el miedo y la cautela que ahora dominan entre los inversionistas.












