El propio director ejecutivo, Jensen Huang, intentó calmar los temores de una burbuja especulativa, afirmando que el impulso del sector es "estructural" y no especulativo.

Inicialmente, el mercado reaccionó con euforia, y las acciones de Nvidia llegaron a subir casi un 5%.

Sin embargo, el optimismo se desvaneció a medida que avanzaba la sesión. La preocupación por una posible sobrevaloración de las empresas tecnológicas, sumada a la perspectiva de que la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés altas, provocó una venta masiva en el sector.

Nvidia no fue inmune y sus acciones cerraron con una caída del 3.09%.

Este retroceso arrastró a otras empresas del ecosistema de IA como AMD (-7.8%), Oracle (-6.6%) e Intel (-4.3%).

La jornada demostró que, a pesar de su indiscutible dominio y crecimiento exponencial, Nvidia no está exenta de la volatilidad del mercado y del sentimiento general, que actualmente está más enfocado en los riesgos macroeconómicos que en los fundamentos corporativos individuales.