La criptomoneda se vio arrastrada por la misma ola de nerviosismo que afectó a las acciones tecnológicas, vinculada a las preocupaciones sobre las elevadas valoraciones en el sector de la inteligencia artificial. La principal criptomoneda por capitalización de mercado llegó a descender hasta los 80,553.56 dólares, aunque posteriormente se situó en torno a los 84,442 dólares.
Esta caída representa una pérdida de más del 33% de su valor desde el máximo alcanzado a principios de octubre, borrando gran parte de las ganancias del año. Analistas como Danni Hewson de AJ Bell señalaron que la volatilidad es "inherente a su naturaleza" y que su precio está fuertemente influenciado por el sentimiento del mercado. El desplome general de los activos de riesgo, que comenzó el 10 de octubre tras declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump que avivaron temores de una guerra comercial, ha encontrado un nuevo catalizador en las dudas sobre la burbuja de la IA, llevando a los inversionistas a deshacerse de activos volátiles como el bitcoin en busca de refugios más seguros.












