Vecinos, voluntarios y comerciantes se organizaron para distribuir alimentos y bebidas como tortas, café y agua a los familiares que esperaban noticias en las afueras de los hospitales. Un trabajador del IMSS, Christian Ramírez, fue un ejemplo de esta solidaridad al llevar comida por iniciativa propia, declarando: “Hemos estado en ocasiones también esperando a familiares aquí afuera y creo que son los momentos más difíciles que podemos tener”. La comunidad universitaria también se sumó al esfuerzo; la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM habilitó un centro de acopio para recibir insumos médicos y víveres, logrando recolectar casi dos toneladas en su primer día. A esta iniciativa se unieron la FES Aragón y la Facultad de Psicología, que además ofreció apoyo psicológico gratuito a distancia.
Profesionales de la salud, como cirujanos plásticos, ofrecieron sus servicios en redes sociales para atender a heridos con quemaduras leves. Estas acciones demuestran cómo, ante la adversidad, la generosidad y el apoyo mutuo se convierten en un bálsamo de esperanza para quienes enfrentan el dolor y la incertidumbre.